martes, 2 de noviembre de 2010

Ken, el novio de Barbie de Hong-Kong

Esta mañana ya me he despedido de Ken. Así se llama un chaval muy simpático que me servía el capucchino todas las mañanas. Es de Hong-Kong, pero como los asiáticos, cuando hacen la traducción al lenguaje occidental de su nombre, se ponen el que quieren. Éste se ha puesto uno americano. Me imagino que le debería de gustar Barbie. No sé.

Y para más globalidad, la cafetería en la que trabaja es italiana; “the ultimate Italian experience”, dice su slogan. Hemos estado muy a gusto allí, con wi-fi ilimitado gratuito. Bastante común.

Hablando de la globalidad. No veáis lo mucho que celebraron Halloween. ¡Vamos que les encanta disfrazarse! Además, de los temas más simples: de pocahontas, de vaqueros, de blancanieves, de oso …y por supuesto, la cuota de hombre medio desangrado con el cuchillo atravesando la cabeza. Estos eran más ingleses.

Por lo que me cuenta mi amigo Antonio que vende unas golosinas tematizadas, en España parece que Halloween también va a más.

Pero más me ha sorprendido ver este cartel en el hotel anunciando la celebración del famoso Oktoberfest en Hong-Kong. De momento, este año ya he visto 3: el de Munich, el que ahora celebran en el antiguo cauce del río Turia (Valencia) y éste. ¡Deberían considerar franquiciarlo! La globalidad de las fiestas.

Hoy toca cambio de hotel. Esta noche dejo la isla de Hong-Kong y entro en lo que llaman el “Mailand”. Cada vez más cerca de la China auténtica. Me quedo en el barrio de Kowloon (Tsim Sha Tsui). Conocido por sus buenas vistas a la isla de Hong-Kong. La calle comercial Nathan Rd., el centro comercial en el muelle y varios museos (entre ellos el de historia, que es el que he elegido par visitar) son visitas típicas.

Por ahora, una de las cosas que más me está llamando la atención es lo avanzados que están en tecnología.

Por ejemplo, todavía no he visto el típico anuncio de banda ancha a tantos $/mes. En España, empresas como Telefonica, Orange, Vodafone, Ono o Jazztel nos bombardean continuamente. Sin embargo, por aquí los anuncios son más de aplicaciones para los móviles.

Y como les gusta tanto la tecnología, se aíslan un poco. Es frecuente ver a gente sola en las cafeterías con el portátil, el ipad, el móvil. Incluso a dos amigos en la misma mesa, pero cada uno con su aparato tecnológico. Hablan de otra forma, a través de Internet.

Tres curiosidades para terminar: (a) un secador de manos donde no las tienes que mover, (b) una foto de un móvil en el que escriben con símbolos y (c) con la tarjeta del metro puedes pagar en las tiendas y cafeterías. Muy cómodo.

Mañana toca una revisión al urbanismo.

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