viernes, 19 de noviembre de 2010

El emperador está lejos, las montañas son altas


Los enormes edificios de oficinas públicos repartidos por Beijing dan una idea del enorme poder del Gobierno Chino.

Un gobierno que basa su planificación en unos planes quincenales. Ahora acaban de publicar su duodécimo plan, y su enfoque está puesto en la clase media.

Deng Xiaoping dijo: 'Tenemos que permitir que algunas personas se enriquezcan primero y después seguirán las demás'. Según recogen los periódicos económicos, este es el momento que sigan los demás.

Estos programas detallan los objetivos para los próximos años. Dos puntos positivos que tienen:
- Un mayor horizonte temporal para implementar las medidas que el que vemos en la política de occidente.
- Una mayor presión de la estructura política por cumplir los objetivos. Por ejemplo, como van justos en el cumplimiento de los máximos de contaminación para este año, estos días están racionando la energía en ciertas zonas.

A nivel de empresas, el gobierno central tienen un control – directa o indirectamente – sobre algo así como las 150 empresas más grandes del país. Fundamentalmente en los sectores estratégicos como transporte, comunicaciones, banca, energía.

Pero, China es muy grande. Tiene 35 provincias/municipalidades y el gobierno central no llega a todos los rincones. De ahí la frase: El emperador está lejos, las montañas son altas.

Mucha de la implementación de las medidas públicas se realiza a nivel regional y local. Por lo que los poderes públicos lejos de Beijing también tiene su importancia.

Y más si cabe a nivel empresarial porque la inmensa mayoría de empresas chinas todavía no tienen una cobertura nacional. Están en una fase de competir a nivel regional.

Un buen ejemplo del poder público es lo que me he encontrado hoy. Me tocaba excursión a la Gran Muralla. A unos 50 kilómetros de Beijing. La zona más turística para ir a verla es Baidalan y la que me han recomendado es Mutayndu.
- El hotel en el que estoy estos días es del Estado. Aquí se funciona así, cuando hace falta un producto/servicio, el Estado no se corta en hacerlo por sí mismo.
- La excursión que me recomendaban en el hotel era la de la empresa pública. Claro. Es cierto que aquí lo público da una cierta seguridad y es barato.




- Después de la visita a la Gran Muralla – atracción gestionada por el Estado – nos han llevado a ver una fábrica de jade (un mineral). Algo así como un Lladró chino. En el mismo sitio estaba el restaurante contratado para la comida. Todo ello del Estado.



- Por la tarde hemos ido a ver las tumbas de la dinastía Ming. También del Estado, claro. No se puede ver mucho por dentro. Pero de lo que si que he visto es de chinos de zonas rurales que venían a Beijing por primera vez.






- Y para terminar, nos han llevado a ver una fábrica de seda. De fábrica tenía poco, porque casi hemos entrado directamente a la zona de venta ¡Esto parecía el típico viaje del Imserso! La fábrica he preguntado - ¡creo que debo ser el único que le hará estas preguntas a la guía! - y también era del Estado.

Yo solo iba a ver la Gran Muralla. Al final he acabado con esta agenda organizada por el Estado.

Una de las escenas de fusión Occidente – Oriente que más gracia me hace ver por las mañanas es como fríen los huevos fritos con palillos.



Esta noche ceno con un compañero de la universidad que trabaja en una multinacional europea en Beijing. A ver qué tal la vida por Beijing para un europeo.

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