sábado, 30 de octubre de 2010

"Hasta que no dijimos que nos hospedábamos en el Mandarin, no nos tomaron en serio” J. Perkowski

Jack Perkowski cuenta, en su libro Managing the Dragon, que cuando decidió dejar el banco de inversión Paine Webber y venirse a China, empezó reuniéndose con banqueros, consultores y grupos familiares.

Sin embargo, fue cuando dijeron que se hospedaban en el hotel Mandarin Oriental, cuando esta gente les empezó a tomar en serio. En Hong Kong, las cosas importantes suceden en el Mandarin.

Primera reunión con un fondo de capital riesgo en Hong Kong. Me ha hecho gracia porque justo me han citado para comer en el Mandarin Oriental. Un hotel en el que todavía se respira un cierto aire colonial. Una fusión de ambientes, entre el conservadurismo de la City de Londres y China. Donde el estilo anglosajón sigue vigente en el vestir (traje oscuro, camisa blanca y nada de zapatos marrones) y la cultura asiática está impregnada en la decoración, en los menús de la comida, en los trajes de los camareros.

Sin duda, la atención del servicio asiático es suprema. Siempre atentos, siempre amables. Por esos tienen tan buena fama cadenas top como Mandarin (que acaba de abrir en BCN de mano de la familia andorrana Reig), Shangri-La y Península.

Cuando preguntas a los banqueros y asesores occidentales sobre las oportunidades en Asia siempre te hablan de todos los países menos China. Curioso. Por ejemplo, ICG tiene presencia prácticamente en toda Asia, pero la mayor parte de sus inversiones están en Australia.

Hoy ha sido diferente. En la reunión que era con un “local” (un chino), sólo hemos hablado de China. Da la sensación que realmente las buenas oportunidades se quedan en un círculo muy cerrado, muy local. Se las llevan las influyentes familias y grupos industriales chinos. Y por otro lado, las oportunidades menos buenas son las que salen a los inversores extranjeros; las que ve todo el mundo.

Decir “mi fondo invierte en China” es demasiado genérico. No te puedes comer un elefante entero. Te empachas. Hay que tener una estrategia definida: “vamos a centrarnos en la pata derecha”.

Necesariamente tienes que tener un ángulo singular y específico para invertir con éxito en China. Si no – probablemente – pierdas hasta la camisa, como le pasó al fondo de capital riesgo del libro de Mr. China. Invirtieron $500 millones de forma genérica y los perdieron en su totalidad.

Sólo tras un buen rato hablando de temas genéricos y haberle contado varias ideas, la conversación entró en un nivel más concreto. La importancia de las relaciones personales, conocerse desde hace tiempo; vamos el ángulo personal tiene una importancia básica, si cabe más, que en otras culturas.

Dos reglas de oro para China: “everything is possible” y “nothing is easy”.


3 comentarios:

  1. ¡Hola Quique! ¡Bienvenido al mundo de los bloggeros! ¡Gran estreno! ¡Me he leído los tres post de golpe!

    Nosotros (PradoRey), por fin, estamos vendiendo en China, pero creo que la lectura que nos das, la de la "comerse la pata del elefante", es la acertada. Al menos nosotros estamos haciéndolo así. De momento poco a poco, pasito a paso, sin prisa pero sin pausa, sin retroceder. Así pues, este año cerraremos nuestro primer ejercicio allí con una facturación ciertamente interesante (para haber atacado sólo una pata del elefante). ¡Mucho ánimo!

    Me apunto las frases que propones, aunque te completo una. Nada (de lo que merece la pena en la vida) es fácil.

    Un fuerte abrazo

    ResponderEliminar
  2. Quique! acabo de leer tus comentarios.. que gran aventura ir a china.. ya contaras a la vuelta.. es todo a lo grande verdad?? un abrazo
    JMFranco

    ResponderEliminar
  3. Tia: "La metafora del elefante me ha impactado. Yo me voy a Budapest pero voy a empezar por la unya del dedo pequenyo."

    Abuela: "Veo sencillamente que la importancia de la confianza es extrema."

    ResponderEliminar